Constitution Day (Día de la Constitución), ocho y media de la mañana. Las tropas del General Magdaleno, serenas, determinadas, toman los mandos de las naves que les llevarán al
DESEMBARCO DE BENIDORM
DESEMBARCO DE BENIDORM
Operación, Toma del Bali

Luis juega una de sus partidas más perfectas de su carrera: va encontrando sucesivamente todas las jugadas malas que hay sobre el tablero, hasta dejar su rey totalmente indefenso, rodeado de piezas blancas que quieren su cabeza. ¡Venderé cara mi piel! clama el Maestro. Déjate de tonterías, responde el rival, abandona que estás frito. Dicho y hecho, punto para el Castellano Manchego.
Ana también sufre las inclemencias del tiempo: he venido a luchar contra ejércitos no contra los elementos, declara. No sabemos de qué elementos habla, pero añade un buñuelo a la cosecha que inició el Maestro minutos antes. Ambos se unen a la mañana cultural, una con las mates, el otro con las puñeteras oposiciones.
Maese Magdaleno, el ebanista, se dirige al grupo con la aureola de autoridad que le reviste su porte sereno y, con una sonrisa tímida anuncia al populacho: tablitas. Y los súbditos de José Manuel I de Aspépolis, interesados en el resultado, le responden: ¿Entonces, podemos irnos ya a comer?
Por aplastante mayoría, se decide que el rancho se tomará en el Burguer King. El Maestro había visto una indicación que nos llevaba a la celebérrima hamburguesería. Tras un vivificante paseo, motín en las tropas. Llevamos media hora andando y no se ve ningún burguer king: ¿Seguro qué es por aquí? El desaliento aumenta, cuando la calle que seguíamos, termina en un descampado yermo y sin visos de urbanizacion: ¿Cazamos unos conejillos a ver si comemos algo? Añaden con sorna los hambrientos comensales. Retrocedemos sobre nuestros pasos, preguntamos a una nativa con casco y moto, que nos dice: "Está cerca, a unos veinte minutos" Como un imán, el suelo atrae los culos de la población más joven, que organizan una improvisada sentada en medio de la acera, mientras la aborígen se aleja gritándonos: "Coged el buuuuuussssssssssss!!!!"
Al final, reponemos fuerzas en un chiringuito de fritangas varias, regentado por un argentino soso, que nos trae las vituallas por etapas, como el tour de France. Problemas con el Kepchup: cuesta de abrir. El Maestro se ofrece, gentil. Se ofrece a sazonar toda la mesa con la explosión de tomate envasado que sale de la maléfica bolsita de las narices. Resultado: cocacola con kepchup, nueva solicitud de refresco y derribo de vinajeras con los nervios de la situación.
Además descubrimos nuevas matemáticas, originarias de la pampa argentina: siete menús a 4.95, total 75.90. Nadie se extraña. Claro, que al dividir 75.90 entre siete, José David, ágil como una gacela, comenta: si salimos a casi 11 euros es que nos hemos comido dos menús cada uno. Todos miramos alrededor: ¿Dos cada uno sin cerebrín? Imposible. La ausencia de nuestro monarca nos hace dudar: nueva cuenta y 46.70. Así mejor.
La tarde se presentaba prometedora. Pero fue sólo eso. A ver: los Vieito ganan. Ari, bien. Luis, de milagro. El Maestro tuvo la suerte de encontrarse con una revista de Peón de Rey antes de que comenzara la ronda. Miró un par de partidas de la Pelikán y...Bingo!! Su rival que entra a matar con la misma variante. El resto es una película surrealista en honor al desaparecido Luis García Berlanga, a quien Dios tenga en su gloria.
Ariadna ha sido ascendida a Comandante en Jefe: cada vez juega mejor y no tardará en superar claramente al Maestro. Ella y Juan Pedro están jugando a un nivel muy alto. ¿Juan Pedro? Tablas, por supuesto. Él vino al mundo a hacer la paz y no la guerra, y lo cumple.
Ana ya no es la anita de hace un año: para ganarle, hay que ganarle tres veces: en la apertura, en el medio juego y en el final. Perdió las dos partidas del día, pero sus rivales ya hacen cuentas de cuándo no podrán nunca más con la moza de las dos coletas, que les mira con cara de corderito a punto de ser degollado, pero que con las manos mueve las piezas con muy mala idea, colocando a sus adversarios en problemas difíciles de resolver.
Aida aguantó muy bien, hasta que valoró mal la transición medio juego-final. Su rival es muy técnico y ese tipo de posiciones las maneja bien. A ver si mañana puntúa, lo que sería bueno para su moral.
Y llegamos a José David "Gladiator". Ya se le queda ese apelativo para siempre. Lucha hasta la extenuación, busca la victoria a toda costa, y asume con naturalidad la derrota, haciendo amigos en cada partida. Ayer trató de sacar petróleo de un final de damas con dos peones de menos, absolutamente perdido, y su rival terminó haciéndose trencitas en el bigote de puro nervio. Era majo el hombre, pero lo pasó mal. Sigo pensando que José David nos va a dar muchas alegrías en el club, y no me refiero sólo a que gane partidas, es que nos hace sentir a gusto a todos.
Mañana más, ya sólo en sesión de tarde. Rendidos, cansados, agotados por la batalla del DIA MÁS LARGO, regresamos a nuestras casas. Ya nada volverá a ser igual.
El Maestro de Aspépolis (Lo que quedó de él)
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